La Confirmación

La palabra "Sacramento", quiere decir "signo": señal de algo que tiene sentido. Es un sacramento que se renueva constantemente en cada Pentecostés. Estamos llamados a crecer y madurar en nuestra entrega. Recibir el Espíritu Santo es una llamada a la conversión, permanente y constante, de todos los días.

Si nos dejáramos empapar por el Espíritu Santo, experimentaremos sus maravillosos dones: caridad, alegría, paz, generosidad, comprensión, bondad y confianza (Gal.5, 22). Pero esta presencia del Espíritu Santo no es para que la disfrutemos a sola egoístamente sino para servir a la comunidad. Como Cristo, "que no vino a ser servido, sino a servir" (Mt. 20, 28). 

Es fácil ser católicos en la iglesia,  pero debemos serlo en la oficina, en familia, en las diversiones; el Espíritu Santo nos da sus dones para que los pongamos al servicio de los demás.
 
Todos nos quejamos de los males del mundo actual, pero no basta hablar y quejarse, es necesario actuar y dar ejemplo ahora, no esperar a después.

Es hora de decidirnos a vivir la vida divina bajo el impulso del Espíritu Santo. No nos contentemos con salvar nuestras vidas y dejar que los demás se hundan. Nosotros somos iglesia. Tú eres Iglesia.











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